Una vez más hay desolación, luto y tristeza en las comunidades pobres de El Salvador. Los reportes periodísticos de este día contabilizaban 144 personas muertas, 12,930 damnificadas y otras 60 desaparecidas, como resultado del paso de la Tormenta tropical Ida por nuestro país los días 7 y 8 de noviembre de 2009.
La Alianza para el Desarrollo de la Microempresa (ALPIMED) lamenta profundamente la pérdida de vidas humanas que este nuevo fenómeno natural ha causado producto de las condiciones de vulnerabilidad en que viven las familias más pobres del país, ante este tipo de eventos.
Asimismo, expresa su solidaridad y apoyo a los esfuerzos que desde los diferentes espacios de incidencia política se realizan para demandar de las autoridades gubernamentales el diseño y aplicación de una verdadera política nacional de gestión de riesgos.
Cinco son los departamentos más duramente afectados de nuestro país: San Vicente, San Salvador, Cuzcatlán, La Libertad y La Paz. Los daños materiales son incalculables. El daño a la infraestructura como: puentes, carreteras, muros de contención, viviendas y otros ha sido la constante en estos dos días
El Presidente de la República decretó estado de emergencia en todo el territorio nacional, y la Asamblea Legislativa decretó calamidad pública y estado de emergencia en todo el país, así como tres días de luto nacional por las victimas.
Uno de los municipios más dañados es Verapaz, del departamento de San Vicente. “Es que mire, el 50% de todo el pueblo está dañado”, dice el jefe de la delegación policial, José Marín. El Presidente de la República, fue este lunes a constatar la devastación. “La mitad del casco urbano ha desaparecido del mapa”, comentó el gobernante.
La noche de domingo 8 de noviembre, el pueblo de Verapaz, estaba silencioso. Casi en abandono. Las autoridades han evacuado a 708 personas hacia los albergues instalados en las afueras del pueblo. Más de una décima parte de la población de Verapaz está hacinada en tres albergues. En la Escuela Cañas, en la Iglesia y en San Isidro. Otros se encuentran en casas particulares a la orilla de la carretera que conduce a Guadalupe, que es otro municipio con graves daños en el valle de Jiboa. En una de esas casas-albergue hay amontonados unos 40 adultos y siete niños menores de cinco años. Estos lloran de frío, arropados por los brazos de sus madres y cobijados por colchas rotas. Todos eran de El Molinero, un cantón en las afueras del pueblo hasta donde la correntada de lodo llegó sin invitación.
Las comunidades y la sociedad civil se han movilizado en solidaridad con las víctimas, con ayuda de emergencia, pero como ha sido siempre ésta es insuficiente. Las instituciones miembros de ALPIMED, han convertido sus oficinas centrales y regionales en centros de Acopio, para organizar y canalizar la ayuda hacia los damnificados. Las oficinas de ALPIMED están a disposición para canalizar cualquier tipo de ayuda.
Las necesidades en ayuda humanitaria urgente son las siguientes:
Víveres como: arroz, frijoles, leche, azúcar, café, aceite, comidas enlatadas. Colchonetas, frazadas, agua, accesorios de cocina, medicinas, ropa de niñas/os, ropa interior para mujeres y niñas, candelas, fósforos, recipientes para agua.
San Salvador, 10 de noviembre de 2009
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